Tras Las Vegas, Jorge Ramos vuelve con otra columna antiarmas

October 27th, 2017 11:03 AM

Dos cosas pueden esperarse del presentador de Noticiero Univision Jorge Ramos en las postrimerías de un tiroteo en masa: un segmento desbalanceado sobre el control de armas en Al Punto, y una columna aún más estridente en las plataformas de Univision. Las Vegas no nos libró de estas cosas.

La publicación de la columna de Ramos titulada “Matar es fácil” se pautó para que coincidiese con el segmento de Al Punto que contó con la participación del congresista Rubén Kihuen, la cual cubrimos aquí. El foco principal de la columna de Ramos es que debemos ser más como Japón al restringir severamente el acceso a estas armas, según observamos aquí:

En el 2015 fueron asesinadas 13,500 personas con armas de fuego en Estados Unidos. Y en ese mismo año solo una persona fue asesinada de la misma manera en Japón, según un reporte de la Policía Nacional citado por el Washington Post. ¡Una!

¿Por qué esta enorme diferencia? Porque en Japón es muy difícil obtener un arma de fuego. Matar ahí es difícil; menos de una de cada 100 personas posee un arma.

Un reporte de la BBC enumera todo lo que tiene que hacer un civil japonés para comprar una pistola: tomar clases durante varios días, aprobar un examen, acertar 95% en una prueba de tiro, pasar una revisión de antecedentes penales y de posibles contactos con terroristas, y superar una investigación de familiares y compañeros de trabajo. El permiso solo dura tres años y, luego, hay que volver a hacerlo todo. Japón ha demostrado que se pueden reducir drásticamente el número de asesinatos si complicamos y limitamos el acceso a las armas de fuego.

¿Por qué no se puede hacer algo así en Estados Unidos? Se puede perfectamente respetar la segunda enmienda de la constitución –que garantiza el portar armas de fuego– y, al mismo tiempo, proteger la vida de todos los que vivimos en este país. Pero ese balance está roto.

Japón es, literal y figurativamente, un espacio seguro para Jorge Ramos. Tras la elección del 2016, Ramos viajó a la tierra del Sol Naciente, y nos trajo una columna regañona de vuelta. Japón es, también, la muleta favorita de Ramos a la hora de abogar por mayor control de armas mediante la comparación crítica de las leyes de armas los Estados Unidos contra las de otros países.  

Ramos se maravilla del hecho de que Japón registró un solo asesinato por armas en el 2015, aplaudiendo así su prohibición casi total de la posesión privada de armas. Pero Ramos omite el hecho de que la tasa de suicidios de Japón es mucho mayor que la de los Estados Unidos (en donde el suicidio compone un total desproporcionado de las muertes ocasionadas mediante el uso de armas de fuego).

Ramos obvia otras diferencias fundamentales a la hora de postular la idea de que Japón es superior a los Estados Unidos debido a la prohibición de armas. Por ejemplo, existen inquietudes serias respecto a la falta de libertad de prensa en Japón- algo sobre lo cual Ramos no ha dicho ni pío.

Y ésa es la cuestión- que cuando Ramos pide la derogación de la Segunda Enmienda, nunca menciona cuáles de las otras enmiendas quisiera ver extirpada de la Carta de Derechos. Japón no tiene una Segunda Enmienda, pero tampoco tiene una Cuarta, lo cual llevó a esto, según el Japan Times:

En el 2011, un hombre de Tokyo, de 42 años de edad, fue llevado al cuartel de policía en Shinjuku. Allí, los policías le removieron la ropa y los zapatos- sin su permiso y sin orden de allanamiento emitida por un tribunal- para poder llevar a cabo una prueba de dopaje de orín.

Ramos debería de tomar eso en cuenta a la hora de hablar de otros países mientras cabildea ciegamente por la restricción de nuestros derechos- pero no me voy a sentar a esperar.

Posdata: los posdatas en las columnas de Ramos normalmente tratan algún nonsequitur y termina siendo extirpada de la traducción de la columna al inglés. Esto no ocurrió, sin embargo, con su comentario sobre Puerto Rico- lo cual confirma mi teoría de que su interés en las postrimerías del paso devastador del huracán María por Puerto Rico guarda relación directa con su vida útil como balón político.